Matronas en primera línea: trabajadoras sanitarias, humanitarias, heroínas
Cuando caen bombas o las inundaciones arrasan carreteras y viviendas, donde los servicios se interrumpen y la infraestructura colapsa, las parteras suelen ser las primeras en responder y la última línea de defensa. A menudo viajan incluso a través de los terrenos más remotos y peligrosos para garantizar servicios esenciales que salvan vidas y protegen la salud y los derechos humanos.
En contextos humanitarios, las mujeres tienen el doble de probabilidades de morir durante el parto. El despliegue de parteras en cada respuesta humanitaria y nacional a desastres es una forma rentable y que salva vidas para reducir las muertes maternas prevenibles.
Las parteras pueden proporcionar el 90% de los servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna y neonatal, incluida la planificación familiar. También apoyan a las sobrevivientes de la violencia de género, cuya incidencia se dispara durante las crisis.
Las parteras a menudo se exponen a un riesgo enorme cuando se aventuran a brindar atención a mujeres y niñas en hogares y comunidades de difícil acceso en situaciones de crisis.
Sin embargo, la partería aún no siempre se reconoce como la profesión sanitaria vital que es. La subinversión crónica en partería se ha traducido en formación inadecuada, falta de infraestructura y suministros, y bajos salarios: barreras que existen en tiempos de estabilidad y que solo empeoran en tiempos de crisis.
Los recientes y severos recortes en la financiación de la asistencia humanitaria amenazan con agravar estas brechas, con trágicos impactos para las mujeres y las niñas en algunos de los lugares más difíciles del mundo. Las parteras ya están reportando un aumento en las tasas de mortalidad de mujeres y recién nacidos en zonas de conflicto y contextos frágiles, una señal ominosa en entornos donde se registra más del 60% de las muertes maternas a nivel mundial.
Sabemos que las parteras podrían evitar dos tercios de las muertes maternas y neonatales, a la vez que ofrecen enormes beneficios económicos y sociales, desde menores costos de atención médica hasta una fuerza laboral más productiva. Las mujeres y sociedades enteras serían menos vulnerables a las crisis y estarían mejor preparadas para recuperarse.
En este Día Internacional de la Partera, hacemos un llamamiento a los gobiernos y donantes para que se sumen al UNFPA y a sus socios en la iniciativa Acelerador de Partería, que tiene como objetivo aumentar las inversiones financieras y programáticas en las parteras –y los sistemas que las apoyan– antes de que se pierdan más vidas.
Las parteras salvan vidas. Trabajemos juntos para acabar con la escasez mundial de casi un millón de parteras y garantizar que podamos acabar con las muertes maternas prevenibles de una vez por todas.
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