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Celebre a las mujeres líderes en la primera línea de la respuesta al COVID-19 y más allá

 

En todo el mundo, las mujeres lideran. Lideran procesos de paz, dirigen negocios, establecen hospitales y escuelas. Son presidentes de países y juntas corporativas. Dirigen organizaciones internacionales y de base, grupos religiosos y equipos deportivos, movimientos laborales y ambientales, a menudo mientras cuidan a sus familias y comunidades.

 

En este Día Internacional de la Mujer, celebramos a todas las mujeres, y en particular a las que lideran la lucha por la igualdad. Animo a las mujeres y niñas que sueñan con el liderazgo a que lo asuman. No esperes. Es tu derecho y el mundo te necesita ahora más que nunca.

 

Ningún país ha alcanzado todavía la paridad de género completa en el liderazgo. Pero creo que lo lograremos y que las mujeres, colectivamente, cambiarán nuestro mundo para mejor. Donde hay igualdad de género, las sociedades son más prósperas. La paz es más duradera. Toda la sociedad se beneficia.

 

Sin embargo, muchos obstáculos aún bloquean el camino de las mujeres hacia el liderazgo. Uno de los más fundamentales es la falta de autonomía corporal. Muchas mujeres no pueden tomar decisiones básicas sobre su cuerpo, como tener relaciones sexuales o no, usar anticonceptivos o no, o incluso tomar sus propias decisiones de atención médica.

 

A ninguna mujer se le deben negar estas opciones. Sin embargo, vemos, un año después de la pandemia de COVID-19, cómo con  la crisis pueden agravar las barreras existentes que obstaculizan la capacidad de las mujeres para ejercer su autonomía corporal: los servicios de salud sexual y reproductiva fueron cerrados o reducidos en todo el mundo, y la violencia de género aumentó. .

 

Una mujer que no puede alcanzar la autonomía corporal puede enfrentarse a barreras cada vez mayores a la igualdad a lo largo de su vida, socavando la gama de derechos y opciones necesarios para convertirse en líder. Es por eso que debemos asegurarnos de que las mujeres adquieran habilidades y oportunidades para liderar, y que puedan construirse sobre una base firme de autonomía corporal.

 

A lo largo de la crisis de COVID-19, las mujeres han mantenido a sociedades enteras en marcha, manteniendo los sistemas de salud como la mayoría de los trabajadores de primera línea y gestionando con valentía responsabilidades adicionales en el hogar para cuidar a los enfermos y a los niños fuera de la escuela. Han mantenido abiertos albergues para sobrevivientes de violencia contra las mujeres y han escalado montañas, literalmente, para distribuir anticonceptivos.

 

En resumen, las propias mujeres han ofrecido testimonios vívidos e inolvidables del valor de su liderazgo. Estos deben celebrarse y reproducirse, hasta llegar a un mundo en el que cada mujer pueda gobernar su cuerpo y su vida, donde las mujeres lideren como iguales, como es su derecho.